Adelfas

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Adelfas. También saludan al viajero,da igual el destino.Adornan las medianas de caminos asfaltados con sus colores mediterráneos,recordando a cualquiera que repare en ellas,cómo corría la bella ninfa Dafne,en su huída desesperada.Quería escapar del abrazo enfermizo del reverenciado Apolo.Fueron los árabes quienes llamaron adelfa a esta planta,que no es otra que un laurel con flor.Es ahí donde está Dafne presente.Ciertamente saben a huída las adelfas,a velocidad,a escapada,a rincón para descansar,a lugares que suenan a agua y saben a juncos,a esa parte blanca que,sumergida en la humedad,no alcanza el verde deseado,pero es dulce para los paladares ansiosos de probarlo todo.Además de dulces,son los juncos flexibles,se dejan peinar por cualquier brisa,pero cada uno tiene la suya preferida y cuando lo doblega,disfruta y reverdece un poco más,brilla,no se resiste,¿para qué?.Mientras tanto,el río no se para,intenta frenar su carrera,quiere ensancharse,pero no lo deja su corazón intranquilo,como aquéllos que nunca están a gusto donde están y siguen sin parar hasta que no tenga sentido.
Bajo la sombra de una de estas adelfas,tantas veces coloqué mi raída toalla de baño,aquélla de estampado imposible,que ya no secaba,puede que incluso no secara nunca,pero solía aferrarme a ella como a un bastón,cuando bajaba impaciente a darme un baño,por aquellos senderos que mi padre ,ilusionado, hacía cada día más fáciles.

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